sábado, 29 de octubre de 2016

¿Y lo nuestro?



Me he permitido reproducir un articulo de opinión de Irene Villa, publicado en el Periódico El Mundo.






¿Y lo nuestro?
   Es este un fin de semana de celebraciones de lo más tétricas a la par que divertidas, admitámoslo, porque pocos escapan a esa gran tela de araña en la que caemos como moscas, nunca mejor dicho. La red que decora estos días escaparates, casas o locales es también una red comercial que hace su agosto vendiendo hasta en el último rincón de nuestro país disfraces lúgubres, maquillaje macabro y todo tipo de figuras alegóricas de muerte y fantasmas. Pocos se libran del potente influjo de las películas americanas en las que la magia y el hechizo del reino de los muertos está quitando protagonismo a nuestro día de Todos los Santos. Halloween, cuyo nombre proviene de la frase All Hallow's Eve (víspera de Todos los Santos), era el día que marcaba el final del año celta. La línea entre el mundo visible y el 'otro mundo' se hacía invisible por un tiempo. Pero esta fiesta anglosajona tiene poco que ver con lo nuestro.
  En diferentes pueblos de España las calabazas con ojos y boca iluminados, las galletas en forma de simbólicas siluetas, los colores naranja y negro o el famoso 'truco o trato' están consiguiendo desbancar a nuestros tradicionales protagonistas, como el fuego y las castañas. En algunas regiones del país aún es momento de higos, nueces, bellotas, membrillo... y también de tortas típicas, pestiños, buñuelos, huesos de santo... ¡Claro que hay que celebrar! Pero sin olvidar que el 1 de noviembre es el día que comparten los difuntos por una loable razón: "Cada mártir debe ser venerado". Los países anglosajones -principalmente Canadá, Estados Unidos, Irlanda y Reino Unido- han difundido sus costumbres por otros de Occidente de una forma tan entusiasta y convincente que se está dejando a un lado incluso la tan arraigada tradición de visitar con flores los lugares donde yacen nuestros seres queridos. Cobran protagonismo películas de miedo, cuentos de terror, bromas macabras, disfraces tenebrosos, hogueras, casas encantadas... ¿Y qué pasa con lo nuestro?